Por: Caro Bravo Lanz
Content Director - Lumag Digital
Los seres humanos tenemos un organismo muy desarrollado para adaptarnos a las condiciones actuales del ambiente. Uno de los órganos y vías más desarrolladas es la del sentido de la vista. La vista es uno de los 5 sentidos y es el más utilizado y desarrollado por el humano. El ojo es el órgano principal del sistema visual, este capta las imágenes que vemos y las convierte en señal eléctrica al nervio óptico. Esta señal llega al cerebro, específicamente a la corteza visual, y la traduce. Después de este proceso es cuando el cerebro ya nos envía la imagen procesada y permite la interpretación de nuestro entorno. De todas las cosas que podemos percibir, por ejemplo las formas, la profundidad, el volumen, los colores, etc. Este último se ha vuelto fundamental para el desarrollo tanto artístico como social en la humanidad, entonces ¿cómo es que percibimos los colores?
Primero definimos ¿qué son los colores? Los colores son ondas de luz que son recibidos por los órganos visuales. Específicamente son recibidos por los fotorreceptores en la retina de nuestros ojos. Existen dos tipos de fotorreceptores, los bastones que perciben las tonalidades de oscuridad, y solo permiten distinguir las distintas tonalidades de grises entre el negro y el blanco. El segundo tipo son los conos que se encargan de los colores en presencia de iluminación. Este último, tipo primero percibe los tres colores primarios y de ellos ya se deriva a los demás colores. Esto se debe a que los colores tienen diferentes longitudes de onda, y por eso son percibidos por fotorreceptores y son específicos para cada uno de los colores.
La información de estos fotorreceptores es traducida a señales eléctricas con ayuda de otras células (horizontales, bipolares, amacrinas y ganglionares) pero siempre respetando la tonalidad del color, es decir, estas células se excitan o inhiben ante la mayor intensidad por ejemplo, de la señal del rojo frente a la del verde, y del azul frente a la combinación de rojo y verde (amarillo), generando un trayecto acromático.
Ya teniendo estas señales, llegan al nervio óptico y comienza el traslado hacia el cerebro. Antes de llegar a este órgano, hace una parada en el tálamo (estructura subcortical) donde la actividad neuronal se vuelve a dividir más específica con respecto a la sugerencia del color y del claroscuro. Finalmente llega a la corteza cerebral, específicamente a la corteza visual, situada en la parte occipital del cerebro. El área específica para el color es el área de la corteza visual V4/V8 donde ya se procesa cada color en específico con sus tres propiedades: luminosidad, tono y saturación.
Finalmente al tener esta información ya procesada y traducida en nuestra corteza visual, es cuando se vuelve consciente y sabemos ¿qué color es? Es impresionante como el ojo percibe todas estas señales cada segundo de nuestra vida y nuestro sistema visual en menos de milisegundos traduce todas estas señales eléctricas para que nosotros seamos conscientes de los colores que nos rodean.
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